Un viaje a la Provenza desde Lyon es algo necesario. Las ciudades de piedra constrastan con los verdes campos del sur. Es una frase manida, pero es una escapada para los sentidos. EL jabón de Marsella, la lavanda, los quesos y los vinos rosados de la zona, son sólo algunos de los productos estrella que habrá que oler y degustar pero sin prisa. Asimismo, se pueden hacer rutas dependiendo de lo que más nos interese, los pintores impresionistas, el legado de los romanos... Los instagrammers ya lo tendrán visitado o en el punto de mira, porque sí, es muy "instagrameable".
Personalmente, desde Lyon iría en tren hasta Aviñón. Y ahí empezaría la ruta. En apenas una hora y cuarto llegas en TGV desde la estación de tren de Lyon hasta la de Aviñón. Yo establecería Aviñón como mi base de operaciones, pues tiene muy buenas conexiones con las ciudades de alrededor, aunque también se puede elegir Marsella como punto de partida.
Aviñón
Es muy fácil llegar hasta esta bonita ciudad amurallada. El río Ródano otorga de belleza a Aviñón, siendo uno de los monumentos más visitables de la ciudad el puente que lo cruza. El Palacio de los Papas condecora Aviñón, otra de las visitas obligadas para los amantes de la historia y la arquitectura. El centro de Aviñón hay que pasearlo, perderse en sus callejuelas, algunas tienen un toque decadente y otras un encanto provenzal propio. Una de mis plazas preferidas es la de Saint-Didier. La oferta gastronómica en Aviñón es inmensa. En otra plazuela, la Place des Corps Saints se concentran varias buenas opciones: L'Atelier Belinda, L'Agape, Ginette et Marcel... Y si no queremos comida francesa, el argentino Porteña (con terraza a la sombra de la iglesia) también es una buena opción.
Nimes
En media hora, en autobús desde Aviñón, se puede acceder a la imponente ciudad de Nimes. Lo más destacable es el buen estado de conservación de su legado romano, con un anfiteatro que en la actualidad se utiliza para conciertos y corridas de toros en muy buenas condiciones. De hecho dicen que es el "coliseo" mejor conservado del mundo. Yo visitaría también los Jardines de la Fontaine cuando ya haya caído la noche, para verlos iluminados. Y los amantes de la arquitectura tienen que ver cómo ha dejado Norman Foster la plaza en la que se ubica la Maison Carrée.
Uzés
Para mí Uzés fue la gran sorpresa, quizá porque no me esperaba tanto como del resto de ciudades. Al ser un pueblo más pequeño, parece que todo está mucho más cuidado. Todos los edificios y callejuelas son preciosas. Los miércoles hay mercado de agricultores sólo locales y el sábado de la región. El mercado y esa plaza dan mucha vida a esta tranquila localidad en la que se respira espíritu provenzal en cada rincón. Recomiendo comprar verduras, frutas, pero también queso y vino rosado para acompñar la puesta de sol.
Arlés
En 17 minutos en tren desde Aviñón, se puede acceder a esta ciudad más al sur. Arlés tiene mucho legado romano, con termas, anfiteatro y teatro visitables. También es una ciudad de pintores, Van Gogh se instaló aquí en 1888. El pintor estaba obsesionado con la luz provenzal y realizó algunas de sus mejores obras. En Arles hay muchas tiendas para comprar ropa, original y chic, galerías de arte y fotografía. Para los amantes de la naturaleza, recomiendo una excursión a la Camarga y probar sus arroces.
Saint-Remy de Provence
Lo único malo de este precioso pueblo del sur de la Provenza es que no es tan fácil llegar en transporte público. Quizá lo más fácil sea alquilar un coche en Aviñón (unos 20 minutos). Si no hace mucho calor, una buena opción es ver la ciudad romana de Glanum. Pero si lo que buscamos es más un "pueblo con encanto", entonces no hace falta salir del centro Saint-Remy de Provence. Para los amantes de Van Gogh, hay que dejarse tiempo para ver el Museo Estrine. Por último, recordar que aquí nació ni más ni menos Nostradamus y su casa sigue en pie.