Los espacios colaborativos son cada vez más frecuentes en todos los ámbitos. Ya lo vimos en el trabajo, donde fórmulas como el coworking se popularizaron entre muchas empresas que ahora comparten espacio físico. Desde esta misma lógica, en el acceso a la vivienda surgen propuestas como el coliving, que todavía tiene mucho crecimiento por delante en Europa pero ya es una alternativa para miles de jóvenes y ciudadanos. En Spotahome ya te hablamos de él hace unos meses, junto a otras fórmulas de acceso a la vivienda que han llegado al mercado inmobiliario para quedarse.
El coliving es un reciente fenómeno residencial que básicamente consiste en alquilar habitaciones en espacios en los que se comparten áreas y gastos comunes. Así, existen edificios que se destinan especialmente al coliving, que suelen estar habitados, sobre todo, por gente joven. Estos edificios, que van más allá del concepto de residencia, constan de habitaciones privadas que se acompañan de amplias áreas comunes, que son el principal atractivo de este modelo. El contexto ha favorecido el crecimiento de estas alternativas: las necesidades de la población van cambiando, algo que se ha acentuado todavía más tras la pandemia.
El origen del coliving parece apuntar a Estados Unidos, más en concreto a la zona de Silicon Valley, en California. La región absorbe gran parte del mercado laboral tecnológico de Norteamérica, por lo que cada año un gran número de jóvenes profesionales se trasladan a San Francisco a vivir y a trabajar. Así nace el coliving, para satisfacer, por un lado, las necesidades de sociabilización de estos jóvenes y, por el otro, para compensar la escasez de oferta de viviendas en alquiler de la zona.
El desarrollo de este modelo de alojamiento responde principalmente a dos nuevas necesidades poblacionales. La primera es que ofrece una solución residencial flexible, sobre todo en la media estancia, coherente con los nuevos contextos de movilidad profesional por los que numerosos jóvenes se mueven entre ciudades por motivos de trabajo. Asimismo, por otra parte, les brinda la oportunidad de conocer a personas en su misma situación, con las que compartir tiempo y ocio y poner parte de su vida en común.
Al margen de resolver necesidades materiales y de espacio, en el coliving es más importante todavía la idea de comunidad. En línea de lo que sucede en el coworking, donde se espera que surjan sinergias y esfuerzos colaborativos, quienes quieren vivir en espacios de coliving buscan compartir su experiencia y encontrar personas con intereses comunes. Además, el trabajo sigue estando muy presente entre los colivers –quienes viven en coliving–, pues muchos de ellos son jóvenes profesionales que trabajan en remoto y que no tienen que ir a una oficina, por lo que sus horas de sociabilización durante la jornada coinciden con las de sus convivientes. De este modo, es habitual que en los propios espacios de coliving se pueda acceder al coworking.
El perfil del coliver es fácil de trazar. La consultora inmobiliaria JLL arroja algunas pistas: suelen ser personas de entre 25 y 40 años, que se han mudado de ciudad, generalmente solteros y que tienen un interés particular por ensanchar su red de contactos. Además, muchos de estos están apegados a un estilo de vida urbano y trabajan en entornos tech y con alta flexibilidad laboral. Todos tienen asimismo algo en común: dan prioridad al valor de la experiencia de la convivencia por delante del individualismo.
El coliving en Europa, en auge
Exportado de Estados Unidos y también muy extendido por Asia, el coliving ha encontrado en Europa su principal acomodo en Reino Unido, Holanda, Bélgica y Alemania. Desde el punto de vista de negocio, se ha consolidado en muchas capitales europeas como una propuesta atractiva no sólo para los inquilinos, sino también para los inversores, gracias a que responde a las necesidades de alojamiento de una parte de la población que cada vez es mayor. Antes de la pandemia, en 2019, la consultora JLL estimaba en más de 23.000 las plazas en régimen de coliving en toda Europa, con Reino Unido y Holanda a la cabeza del mercado.
Según un informe de JLL de 2021, en términos de stock y con un mayor pipeline, Londres es la principal ciudad en número de espacios de coliving, un 16 % del total del mercado europeo, seguida de Ámsterdam con casi un 12 % y de Mánchester con un 10 %. Igualmente, aunque en España los datos antes de la pandemia no eran especialmente altos, ciudades como Madrid y Barcelona ya suman más de 1.200 plazas para colivers, con buenas perspectivas de aumento, además, en otras capitales de provincia como Sevilla, Valencia o Málaga. En esta línea, las expectativas de crecimiento a lo largo de estos años no son positivas sólo para España, sino también para el resto del continente, que cada vez recibe con mayor apertura estas nuevas formas de acceso a la vivienda.