Un Día en Turín: Qué Ver y Hacer
Texto por Whitney Lea Mckinnon – Traducción de María de los Ángeles Morales
Una plaza llena de palacios. Una mortaja legendaria. Ruinas antiguas que salpican la carretera bajo un horizonte alpino. Bienvenidos a Turín.
A menudo olvidada en favor de las más famosa, Milán y Roma, Turín es posiblemente una de las ciudades más encantadoras y únicas de Italia, ¡y la tercera ciudad más grande del país!
Si eres lo suficientemente inteligente como para pasar algún tiempo en Turín, querrás aprovechar ese momento al máximo. ¿No sabes por dónde empezar? Tenemos lo que necesitas.
¡Ponte unos zapatos cómodos, coge tu cámara y sal a la calle con esta guía!
Visita la Armería del Palacio Real
Lo primero es lo primero: toma tu dosis de historia real.
Dirígete a la Piazza Castello, uno de los puntos de encuentro más populares y centrales de Turín, y entra al Palacio Real. No te decepcionará.
Sube por la gran escalera e imagínate a ti mismo como un elegante miembro de la familia Saboya. Contempla las habitaciones adornadas y sueña despierto con el palacio en su apogeo. A medida que avanzas, llegarás a la mejor parte: la armería.
Si te gusta la historia bélica (o Juego de Tronos ...), aquí estarás como en casa. La armería está repleta de armaduras, porras, espadas medievales, rifles e incluso armaduras de caballos. Nota mental: cuando ocurra el apocalipsis zombi, será aquí donde querrás estar.
Cuando hayas finalizado tus planes de supervivencia zombi, baja las escaleras. Las plantas inferiores están llenas de galerías de arte. ¡Incluso puedes ver un prototipo de la Venus de Botticelli escondida si miras lo suficiente!
Abajo, abajo y más abajo, llegarás a otro lugar sorprendente en el palacio: la sección de la Antigua Roma. Ubicado bajo tierra, encontrarás todas las ruinas, restos y artefactos con los que puedas soñar.
El palacio es de otro mundo en su categoría. Sigue y sigue y sigue y... ¡No te arrepentirás!
Visita el Duomo y Contempla el Rostro de Cristo (tal vez)
Una vez que hayas termina la visita al Palacio, camina unos cuantos metros hasta el Duomo de Turín, donde yace un misterio milenario.
El Duomo alberga el extraordinario Sudario de Turín, el sudario que supuestamente está marcado con la imagen del mismísimo Jesús.
No se puede ver tal cual, ya que la Sábana Santa solo se saca para que la vea el público una vez cada pocos años, pero se puede visitar el gran arcón en el que se guarda.
Siéntate, espera el hechizo y contempla la cara en alguna de las muchas reproducciones.
¿Es la cara de Dios? Quizás. Pero un viaje a Turín no está completo si no lo ves por ti mismo.
Ah, y al salir, párate a ver las ruinas romanas y la Porta Palatina, la antigua puerta de la ciudad, que se encuentra justo al lado del Duomo. ¿Quién dijo que había que ir a Roma a ver las ruinas?
Primero, de compras, y luego, a ver algunas momias (¡la clásica combinación!)
Cuando estás en Italia, contacta con tu Gucci interior. O, bueno, tal vez solo en la calle principal. Independientemente del precio, Turín no anda escasa de sitios para ir de compras.
Si está buscando ofertas low cost, date un paseo por la enorme Via Garibaldi. O, si buscas algo más hermoso, pasea por la peatonal Via Roma, que tiene una magnífica arquitectura ¡y el Zara de la ciudad!
Para todo el Chanel y Prada que quepa en tu armario (y en tu cartera), acércate a la exclusiva Via Lagrange. Mira un poco los escaparates. Maravíllate con el lujo. Comienza a pensar en riquezas increíbles. Y luego date un paseo corto hasta el Museo Egipcio.
El Museo Egipcio de Turín es la mayor colección de materiales egipcios fuera del propio Egipto, la segunda más grande del mundo. Aquí encontrarás pasillos repletos de momias, antiguas pelucas, joyas, momias, papiros, estatuas y momias.
¿He mencionado las momias? Hay TONELADAS. Mola mucho.
La Mole
Italia era el epicentro de la industria del cine. ¿No te lo crees? Pues date un paseo por la Mole Antonelliana.
Además de ser un edificio increíble para contemplar, la Mole Antonelliana alberga el Museo del Cine de Turín.
Incluso si el cine no es lo tuyo, no te lo pierdas: coge el ascensor hasta la azotea de La Mole y disfruta de unas vistas inspiradoras de Turín y los Alpes.
Primero, a cenar. Y después, a cenar.
Quiero decir, ¿para qué vienes a Italia si no?
Puedes ponerte romántico con las ruinas y los palacios y la realeza todo lo que quieras, pero sabemos que estás en Italia por una cosa exclusivamente: comer hasta que te salte el botón del pantalón.
Y, en la región de Piamonte, en Turín, tus papilas gustativas no se sentirán decepcionadas.
Lo primero: tomar una apericena. Solo se hace en Turín. Alrededor de las 17.00, muchos bares y restaurantes comienzan a llenar sus vitrinas con deliciosos y variados manjares. Entra, paga un precio fijo por una bebida y algo de comida, y atrévete. Asegúrate de probar el Martini. ¡Viene directamente de Turín! Y no estamos hablando de la variedad agitada o no agitada.
Y eso es solo antes de la cena.
Si todavía tienes hambre más tarde, prueba un clásico plato piamontés en In Vino Veritas, un local muy conocido. O, si te tira más la pizza, dirígete a La Monachella. No te decepcionará.
Postre con vistas
¿Aún no has comido lo suficiente? ¡Por supuesto que no!
Si eres el tipo de estupenda persona que sabemos que eres, del tipo de persona con la que realmente podemos pasar el rato en Turín, probablemente ya estés pensando en el postre.
También podemos ayudarte con esto.
Solo hay un lugar a donde ir: Fiorio.
Caffé Fiorio no es solo una cafetería normal. Vale que lleva sirviendo cafés y dulces desde 1780. Vale que era uno de los lugares favoritos de Nietzsche. Vale que tiene magníficos bancos de terciopelo y mesas de mármol que te hacen sentir como si fueras un miembro de la realeza. Y que puede haber servido como base intelectual de la unificación italiana.
Sí, todo eso está bien. Pero Fiorio es más que eso.
Fiorio tiene un helado increíble.
¿Cómo de increíble? Es tan bueno que ni siquiera aparecen los sabores en el menú. Tienes que preguntarles qué sabores tienen ese día.
¿Nuestra recomendación? El de avellana (o nocciola alrededor) y pistacho. Ya nos darás las gracias.
Cuando ya estés lleno de dulces, coge un coche (o un taxi) hasta el Monte dei Cappuccini. La iglesia de estilo renacentista que se encuentra en la cima de la colina sobre Piazza Vittorio tiene la panorámica nocturna más increíble de Turín.
Helado y buenas vistas... no hay nada más dulce.
Sigue esta guía y estarás seguro de aprovechar al máximo tus días en Turín. O quedarte más tiempo y explora más la ciudad, en Turín hay muchas cosas a la espera de ser descubiertas.
¿Cuáles son tus actividades favoritas en Turín? ¡Cuéntanoslas en los comentarios a continuación!
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