Sevilla es una ciudad plagada tanto de imponentes monumentos como de rincones encantadores. Los ojos, el olfato y demás sentidos no saben a dónde atender (con razón se dice que quita el sentío). Por eso no es nada fácil hacer una lista de imprescindibles en Sevilla, porque entre lo que aparece en cualquier lista y los pequeños secretos por descubrir se llenarían páginas y páginas… Aún así, ¡hemos hecho un esfuerzo! No seríamos Spotahome si no cuidáramos de nuestros lectores!
Sevilla se gusta y nos gusta; es una de esas ciudades deliciosas de las que uno se enamora perdidamente, sin verle los defectos. Porque por cada defecto que se le pueda sacar (que si hace calor, que si hay que ver lo difícil que es aparcar, que si los sevillanos se las traen, que si hay mucha contaminación acústica), aparecen cien virtudes. ¿Exagerado?
Diez no, cien
- Visitar el Alcázar de Sevilla. Empezamos serios: palacios, jardines y estilos arquitectónicos entrecruzados, saltando de Marrakech a Dorne pasando por Granada en cuestión de metros.
- Recorrer el barrio de Santa Cruz tranquilamente, recreándote en la judería, cobijándote del sol en las murallas, y refugiándote cómo no en sus bares, que no son menos...
- Pasear por Triana, que tiene un arte que no se puede aguantar, y punto. Del puente de Isabel II al de San Telmo, la margen derecha es el mejor sitio para ver la Torre del Oro.
- Pasar un día en la Feria de Abril, si es vestido como corresponde, mejor que mejor. Bombillas, fino, sevillanas y coches de caballos a tutiplén. Sevilla en estado puro.
- Ir al campo del Betis, y que me perdonen los sevillistas, pero aunque no te guste el futbol es un espectáculo digno de ver. Sobre todo si hay derbi.
- Ver, oír y sentir un espectáculo de flamenco de no te menees en el Museo de Baile Flamenco. Salir encendido a buscar un buen tablao.
Qué digo cien… ¡Mil!
- Ver la procesión de la Madrugá; cantarle una saeta a la Macarena por ejemplo tampoco estaría mal, pero son palabras mayores, eso bajo tu responsabilidad…
- Beberte un rebujito en el río con los colegas. Si no tienes colegas, pues pásate por la Alameda de Hércules a hacerte el alternativo y bohemio.
- Tomarte una tapita con su cervecita en la plaza del Salvador, o por allí cerca. Un montadito de pringá, por ejemplo. De sevillanas maneras.
- Coger una bici tempranito y recorrer la ciudad desde Heliópolis a La Cartuja, del Arenal a Nervión, sin olvidar los “barrios santos” (Pedro, Bartolomé, Catalina, Bernardo, Vicente…).
- Subir a La Giralda. De acuerdo, es un poco tópico pero al final no hemos podido evitarlo… ¡No deja de ser un exminarete de más de cien metros!
- Visitar uno de los edificios y monumentos más impresionantes de Sevilla (con permiso de la Giralda) como es la Plaza de España, donde se han rodado escenas de Star Wars o El Dictador. Tiene un pequeño canal con barcas y una zona de azulejos de más de 100 años referente a cada ciudad española donde poder sacarte fotos de recuerdo.
- Contar una historia exagerando muchísimo. Si no eres capaz es que no has estado en Sevilla. No hace falta que la historia sea graciosa, sólo que sea “más”.
Y nos dejamos muchas otras cosas que hacer y ver en Sevilla en el tintero (no te vamos a decir que vayas a los toros a la Maestranza porque para gustos hay colores, por ejemplo), y así puedes descubrir por ti mismo otros de los millones de encantos que tiene la ciudad más bonita del mundo. ¿Has visto?
¿Alguna sugerencia? ¿Qué te gusta(ría) ver o hacer a ti en Sevilla?
Y, por supuesto, si te quedas con ganas de conocer más ciudades maravillosas de España, en nuestro blog tienes información sobre (casi) todo lo que puedas necesitar!