El arte moderno no podría ser el mismo sin la presencia de Pablo Picasso. Sus creaciones transcendieron fronteras y nos dejaron un legado imborrable. No son pocos los turistas que llegan a Barcelona con la ilusión de acercarse a la obra de este genio sin precedentes.
Por ello, en Spotahome te hemos preparado un recorrido inolvidable que te llevará por los rincones más “picassianos” de la Ciudad Condal.
Comienza el día con un desayuno en Els Quatre Gats, un café muy modernista que también se vuelve restaurante o bar dependiendo de la hora del día. En él, un jovencísimo Picasso se refugiaba para hablar de la levedad de la existencia y la importancia del arte junto a otros artistas y bohemios de la época. El lugar presume también de haber albergado la primera exposición del artista y de que Picasso fuese el creador de la portada de su menú.
Els Quatre Gats está situado en la calle Montsió número 3, en pleno barrio gótico de Barcelona por lo que una vez con las pilas bien cargadas es tiempo de recorrer las mismas calles que Picasso transitó durante sus años de formación en la Escuela de Bellas Artes Llotja.
Durante el paseo podrás admirar la única obra al aire libre que el artista posee en la ciudad, se trata del mural de los Gigantes enclavado en el Colegio de Arquitectos de Cataluña, resguardado por la plaza Nova y frente a la Catedral. Como anécdota, la hoy parada obligada para admirar el friso que representa las fiestas populares de Cataluña fue en los años sesenta motivo de diferentes burlas tanto por los lugareños como por la prensa nacional.
Nuestra siguiente parada no se encuentra muy lejos –a solo ocho minutos a pie-, se trata del Museo Picasso de Barcelona. El lugar no sólo es uno de los museos más importante de Barcelona, también es el museo que cuenta con la mayor colección de obras del artista en el mundo, más de 3,500 piezas; entre las que destaca la serie de ‘Las Meninas’, ‘El abrazo’, o ‘Retrato de la tía Pepa’.
Ante tanta obra maestra, es seguro que el hambre aceche. Estamos de suerte, en la misma calle en la que se encuentra el museo (Carrer de Montcada) se halla El Xampanyet, un lugar perfecto para disfrutar de deliciosas tapas clásicas de la región. No dejes de probar las anchoas o el embutido ibérico, su fama está totalmente justificada, aunque no te esperes mucho espacio para comértelas ya que el lugar tiene dimensiones reducidas.
Ya con la barriga llena es hora de dejar atrás el Barrio Gótico y dirigir nuestros pasos hacia el mar, a la Escuela de Bellas Artes Llotja, un espectacular edificio neoclásico. Su importancia es fundamental porque esa sería la razón por la cual la familia de Picasso se trasladaría a Barcelona, su padre, José Ruiz y Blasco, trabajó en ella como profesor mientas su hijo de 13 años estudiaba también en ella. No muy lejos de ahí, se encuentra también la primera residencia de la familia, en el paseo de Isabel II, número 4. Y si bien el paseo por el puerto es tentador, nuestra próxima cita se encuentra en la calle de la Plata. Con tan sólo 14 años, Picasso tendría su primer estudio compartido por su amigo Manuel Pallarès y sufragado por los progenitores de ambos artistas.
Hasta su marcha a Paris en 1904, Picasso tendrá diferentes estudios ubicados en diferentes zonas del Barrio Gótico y El Borne. Uno muy especial será el de la calle Escudellers, muy cercano a la calle de Avinyó, donde se encontraba el prostíbulo que sería fuente de inspiración para crear una de sus piezas con mayor fama internacional, Les Demoiselles d'Avignon.
Termina el recorrido brindando con absenta –la bebida predilecta de los artistas de la época- en uno de los bares más emblemáticos y antiguos de Barcelona, el Marsella, ubicado en Sant Pau número 65, a menos de 10 minutos de la calle de Avinyó. No sólo Picasso lo frecuentó, personajes como Dalí o Hemingway pasaron noches completas en él.
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