El Síndrome del Eterno Viajero
Una de las cosas que me han ayudado a sobrevivir como expat, es conocer personas con las que comparto la experiencia de no quedarme con las ganas, buscar la aventura y arriesgarme a dejar mi país natal.
Si estas leyendo este post, seguro que eres de los nuestros. Es decir, además de instalarte en otro país, disfrutas mucho viajando, tienes curiosidad por conocer diferentes culturas, su historia y su gente.
En Spotahome somos una comunidad de expats que nos encanta viajar y queremos compartirte esta historia.
¿Qué es el Síndrome del Eterno Viajero?
Todo empezó con una pareja de madrileños de 30 años, vecinos del barrio de La Latina. Tenían sus amigos, sus bares favoritos, pero además una inquietud: dar la vuelta al mundo. No fueron los primeros ni serán los últimos, pero la idea de esta pareja nos ha caído como anillo al dedo.
En 2012, después de un viaje mochilero a Vietnam y Camboya, a su regreso a Madrid su vida ya nunca pudo ser igual. Así que decidieron volver a partir y después de 4 meses, tuvieron la idea de compartir su experiencia en un video bastante inspirador, lleno de emociones y preguntas que lograron llegar a todos los que nos encanta viajar.
El síndrome de viajero para ellos, solía ser al inicio un estado de insatisfacción constante, pero que al mismo tiempo se ha convertido en un estilo de vida que libera. Haciendo una clara diferencia entre viajar y turistear.
Algunas de las razones que nos encanta viajar:
Conocemos diferentes perspectivas
Se dice que la manera en la que entendemos la vida depende del lugar en donde nacimos. Conocer otras culturas, nos permite vivir experiencias diferentes sin prejuicios y aceptando la diversidad.
Reaprendemos a vivir día a día
Cuando viajamos, cada día es diferente y no es definido solamente por la agenda. Nos volvemos más pacientes al esperar, somos capaces hasta de cruzar una ciudad caminando para apreciar cada cosa que hay en el camino. Disfrutamos tanto lo que vivimos, que incluso a veces olvidamos el día en el que estamos.
Decimos adiós a la rutina
Cuando estamos de viaje, creamos diariamente nuestro día. Tomamos caminos desconocidos, leemos ese libro que siempre hemos querido y nos dejamos sorprender por ese mundo que al inicio era ajeno hasta volverlo nuestro.
Tomamos riesgos
Claro, dentro de lo posible, pero es verdad que nos volvemos más abiertos a hacer cosas que normalmente evitamos sin pensarlo. Como cambiar repentinamente de destino, hablar con desconocidos, probar platos exóticos y hasta hablar otro idioma sin dominarlo.
Nos adaptarnos a los cambios
Depende de cómo te guste viajar, lo cierto es que, al llegar a nuestro destino, nuestros planes suelen cambiar en el último momento. Gastos, comida, hábitos, horarios… ¡todo esto con muy poco tiempo para adaptarnos, pero solemos lograrlo!
Ordenamos nuestras prioridades
Quizás por instinto de supervivencia o por el temor de estar en un mundo desconocido, pero cuando viajamos los momentos se vuelven únicos y solemos dar prioridad a las cosas básicas: hambre, sueño, salud, relax, bienestar. Algo que normalmente, solemos aplazar por la rutina, las preocupaciones, el trabajo, etc.
Nos conectamos más a las personas
Si, irónicamente suele ser que hablamos más estando lejos que conviviendo diario con nuestra familia y los amigos. También nos volvemos más abiertos, tolerantes y curiosos por conocer a otras personas diferentes a nosotros, de otra cultura, otro idioma, con otra visión del mundo.
Vuelve nuestra capacidad de asombro
Hay una sensación que nos motiva mucho cuando estamos en un lugar desconocido: nos permitimos ser curiosos. Nos proponemos descubrir, despertar temprano para ver un amanecer o simplemente quedarse contemplando un paisaje durante un largo tiempo.
Para esta pareja, "hogar" es el lugar en donde estamos y aunque exista una necesidad de querer estar en tantos sitios, procurar siempre disfrutar el máximo de experiencias que vivimos en cada destino. ¿Su consejo? Si tenemos un sueño, hay que lanzarse por el.