Hay cosas que no se preguntan. Una beca Erasmus es una oportunidad única para enriquecer tu espíritu y complementar tu formación en otra universidad europea. Va, ahora en serio, ya que no hay mili, alguna forma tiene que haber para salir de casa. ¿Te hacen falta razones? Desde Spotahome te traemos algunas! Y por si te parece poco, aquí tienes todo lo que necesitas saber si te quieres ir de Erasmus a un país Spotahome.
- Ampliar horizontes culturales. La más pura de todas, conocer mundo, sin más. Ni menos.
- Estudiar en otro contexto. De verdad, una experiencia educativa fuera de tu zona de confort te dará habilidades y competencias que ni imaginas. Y hace currículum.
- Dejar el nido con paracaídas. En este país nuestro es posible que en el futuro te veas “animado” a salir fuera a buscarte los garbanzos. Así por lo menos te vas con unos eurillos en el bolsillo.
- Aprender un idioma. Por supuesto. La mejor y casi la única manera genuina de adquirir fluidez en un idioma es viviendo en lo que llaman la inmersión cultural. Es decir, no te quedes con tu grupito de Spanish, así no amigo…
Quien vive ve, pero quien viaja vive más
- Vivir la experiencia de estudiar y trabajar. Porque la beca, seamos realistas, tampoco es para tanto. Doble experiencia, doble aprendizaje. ¡Enriquece tu vocabulario en hostelería!
- Entender por qué el mundo es diverso. Para maravillarse o para horrorizarse, pero verás que las cosas que menos te esperas cambian un montón, y dejan de ser o se vuelven absurdas metiendo kilómetros de por medio. La tan cacareada diversidad cultural.
- Hacer amigos de los de verdad, de verdad de la buena. Las situaciones intensas es lo que tienen. Bueno, es posible que si dejas de verlos tres meses la cosa decaiga un poco…
- Tener pareja. Hay gente para quienes las “personas de fuera” tienen un atractivo irresistible por el hecho de serlo. Aprovecha.
- Dejar de tener pareja. Infalible. A veces mil kilómetros no son suficientes…
- Desintoxicarnos, alejarnos por una temporada al menos de las copas baratas, aunque sea para saber apreciar esa faceta de la cultura patria. Aunque, como todo, depende de dónde vayas.
- Perder de vista esta televisión de ínfima calidad (salvo excepciones) que nos nubla el poco cerebro que nos han dejado las copas baratas.
- Aprender a reconocer a un compatriota a cincuenta metros. Sin oírlo. No se sabe por qué, es un misterio, pero pasa.
Nunca has dormido la siesta, pero se espera de ti que lo hagas…
- Presumir de fiesta, gastronomía, horas de sol, capacidad de ingesta de alcohol y otro montón de cosas que ahora ni se te ocurre que sean para presumir.
- Darte cuenta de que presumes de todo eso sin motivo. A todo hay quien gane.
- Aprender que hay muchos españoles que somos imbéciles, pero que hay muchos imbéciles en el mundo en general, sería difícil decir si más o menos…
- Escandalizarte con el precio de algunas hortalizas básicas. Sí, amigos, el ajo, el humilde ajo…
- Descubrir que como en casa no se está en ningún sitio. Echarás de menos hasta lo que más odiabas.
Y quien dice Erasmus dice Erasmus Mundus, Eurolingua, Fullbright, Argo, Unesco, Séneca, becas de intercambio, convenios internacionales o cualquier otra fuente de vacaciones pagadas formación fuera de nuestras fronteras, tú aprovecha. Todo sea por formarse. Anda, haz el esfuerzo. No lo dudes más…