Correr en Londres es una delicia, siempre que no esté lloviendo y no sea de noche,
claro. Es una ciudad muy plana, prácticamente a nivel del mar (las mareas entran río
arriba) y con escaso tráfico en sus calles. Si añadimos ocho grandes parques y los
largos circuitos peatonales que recorren ambos lados del Támesis dispondremos de
muchos kilometros para trotar despreocupados.

En Londres, siguiendo el curso del Támesis, se corre cada abril una de las mejores
maratones del mundo y la que más dinero recauda para fines sociales. Cerca de
40.000 corredores, se enfrentaron en 2018 a la barrera mítica de los 42,195
kilómetros. En el recorrido están acompañados por cerca de un millón de
espectadores, un centenar largo de bandas de música y una organización
excepcional que les lleva en volandas hacia la meta. Es muy complicado poder
correrla. La gran mayoría obtendrá su dorsal gracias a alguna ONG por la que
recaudan fondos y correrán su primera maratón en algo más de cuatro horas.
Familiares y amigos realizarán gincanas urbanas en metro para animarles en varios
puntos a lo largo del recorrido. La ciudad entera se vuelca con el evento y aplauden a rabiar a todo el mundo gritando sus nombres en los dorsales personalizados.

El Sendero del Támesis

Siempre hemos dicho que los mejores sitios para correr son los más cercanos a
nuestra residencia. Así saldremos más. En Londres, sin duda la mejor ruta pasa por el "Thames Path" o sendero del Támesis que bordea el río a ambos lados.
Dependiendo del tiempo de que dispongamos o la distancia, podemos recorrer
algunos de los sitios más emblemáticos de la capital: el Big Ben, el London Eye, la catedral de St Paul, la Torre de Londres y su puente y la Cúpula del Milenio. Podemos ir por la ribera norte y volver por la sur para disfrutar de las vistas desde el otro lado del río. Los más rápidos o con más tiempo pueden extenderse hacia el observatorio de Greenwich.

Los parques británicos se diferencian de los franceses o italianos en que intentan que no se vea la mano del ser humano. Resultan en grandes extensiones de plantas colocadas como al azar y árboles singulares para disfrutar de la naturaleza. No
veremos arbustos podados como figuras ni setos imitando diseños.

Hyde Park

Hyde Park con sus 140 hectáreas es el parque más grande de Londres. Podemos
disfrutar de un recorrido amplio, bordeando sus dos lagos, olvidándonos de que
estamos en una ciudad de 15 millones de habitantes. En buen tiempo merece la
pena ver los rosales en flor de los Kew Gardens. Y no nos olvidamos de la curiosa fuente en homenaje a Diana, la princesa de Gales, que también corría. Pero ojo, en el parque se celebran grandes eventos y siempre hay muchos visitantes. Mejor correr a primera hora.

Saint James Park

Muy cerca se encuentra St. James Park. Mas pequeño, con sauces llorones, higueras y
plátanos resistentes a la polución bordeando el lago Duck Island. Además tiene a un extremo el palacio de Buckingham. Dejando atrás a los turistas y los famosos guardias de la reina, en la larga recta hacia la City podemos forzar el paso y así emular la llegada del maratón de Londres.

Regent´s Park

Regent's Park es otro oasis de vegetación. Casi tan grande como Hyde Park, contiene
el zoo de Londres. Podemos subir por el lado este, cruzar el canal y subir a Primrose Hill para admirar (con buen tiempo) una espectacular vista de Londres. Recuperado el resuello, volvemos por el lado oeste y si estamos en temporada aspiramos el olor de alguno de los 12.000 rosales del Queen Mary's garden.

Battersee Park

Hacia el oeste y al sur del Támesis está Battersee Park. Es más pequeño, con un
perímetro de unos 5km (similar al Retiro de Madrid). Es frecuentado por ciclistas y
corredores a todas horas del día.

Precaución

Conducen por la izquierda. Y esto despista. Aconsejo encarecidamente mirar
siempre a ambos lados antes de cruzar. Se nos olvida y nos puede aparecer una bici
por el lado que no esperamos. O peor, una moto o un coche. Mucho cuidado.