Todos los que nos hemos ido de Erasmus sabemos que en el fondo no hay nada negativo, ni en nuestra decisión, ni en la elección del destino, ni en nada. Por eso, mirando con perspectiva, el consejo que quizá me daría a mi yo Erasmus sea simplemente: "¡Haz lo imposible por aprovechar al máximo esta experiencia irrepetible!".
El Erasmus es un lapso antes de la cruda realidad, esa oportunidad que te brinda la vida (gracias a la Unión Europea) antes de pasar a la etapa laboral, a la vida real, para que recuerdes siempre tu época de estudiante en lo más alto. En la cresta de la ola. Similar a lo que se siente en un amor de verano o al terminar una chocolatina pequeña. Además, cuántos más recuerdos buenos tengas, más tiempo durarás feliz en el mundo de las facturas, las responsabilidades, los horarios...
La última vez que rememoré mi Erasmus fue al escuchar la canción de Prince EA, que más que un rap es una oda a la vida. De hecho, el título traducido al español es Todo el mundo se muere, pero no todo el mundo vive. ¿Da qué pensar, verdad?
Y es que cuánto más pasa el tiempo, más te das cuenta de que te arrepientes de lo que no haces, no de lo que hiciste. Por tanto, estas son algunas de las lecciones que he aprendido, con el paso del tiempo, sobre mi Erasmus. Como verás, la mayoría giran alrededor de esa idea, de lo que NO hice y ahora, ahora ya no es un buen momento para hacerlo. Así que, aquí te dejo lo peor de mi Erasmus.
No viajar tanto
Realmente, es la única época del año en la que puedes viajar, sin problemas ni cargas, prácticamente todos los fines de semana del año. Con la energía que se tiene, da tiempo a viajar, visitar, salir por la noche, estudiar... Además, con los trenes europeos y compañías low cost aéreas, todo resulta más fácil. Me quedé con ganas de conocer más ciudades del norte de Países Bajos, el país que me acogió, y algunas cercanas de otros países, que sólo costaba 20 euros llegar a ellas en autobús.
No salir a cenar y probar bien la gastronomía de la ciudad Erasmus
Está claro que para viajar una vez al mes, significa comer pasta tres semanas. También, que al final gusta la comida a la que se está acostumbrado o se sabe cocinar. Sin embargo, ahora me da rabia lo poco que conozco la gastronomía holandesa. Creo que tan sólo en cuatro ocasiones cené comida típica de mi país Erasmus.
Estar todo el rato con españoles
Es imposible, lo sé, son (somos) los más divertidos, los que te siguen el rollo nocturno, los que saben combinar juerga con estudio (a partes iguales), a los que sus visitas traen jamón serrano (o ibérico) y, por tanto, hay que estar rodeados de ellos. Mi grupo Erasmus era enorme, pero formado masivamente por españoles. Nunca dejas de cometer los errores lingüísticos propios de tu idioma, porque no paras de escucharlos una y otra vez. Y como fueran cinco españoles frente a un "guiri", el idioma oficial era el castellano, eso es así. Hay que hacer un pequeño esfuerzo por abrir las fiestas y los planes para todas las nacionalidades que están de Erasmus e incluso abrirse a los locales.
No tachar más países
Y no me refiero a viajar, que también. Pocas veces vas a tener la oportunidad de estar en un ambiente tan multicultural e internacional. Por lo que la mejor manera de conocer un país, mejorar un idioma, aprender una cultura... es probándola. ;)
No hacer prácticas allí
Irse de Erasmus, por suerte, ya no es algo único o poco común. Por lo que si quieres hacer currículum ya no basta con estudiar en una buena universidad europea. Y como digo, de Erasmus hay tiempo para todo, cunde más y se tiene energía para todo. Ahora falta tiempo para todo. Aprovecha para hacer unas prácticas, ver cómo es el ambiente laboral en otro país y hacer currículum internacional. Diferénciate.
Ir varias veces a España
Fui en Navidad, en Semana Santa, a dos bodas y por mi cumpleaños. Los lazos con tu círculo español son tan fuertes que quieres seguir con tu vida de allí y no perderte nada. El paso del tiempo te enseña que tu gente te espera, todo sigue igual, lo único que cambia son las ganas de verte, que crecen. Aconseja a tus familiares y amigos que te vayan a ver a tu ciudad Erasmus, para que conozcan a todos los protagonistas de tu gesta europea y de paso, estén también presentes en esos importantes buenos recuerdos.
Ir sólo cuatro meses
Siempre que se pueda o la Universidad lo ofrezca, la experiencia Erasmus es mucho más gratificante si dura al menos un semestre y si se alarga a un curso entero, mejor. En cuatro meses casi ni da tiempo a adaptarse, por lo que hay que estar un poco más, hacerse con la ciudad, la universidad y el modo de vida de la ciudad de acogida.
Viajar con mucho equipaje
El Erasmus sirve para aprender a vivir con poco. A ser práctico. A sólo necesitar lo que es estrictamente necesario. ¿Ver series en el suelo en lugar de en un cómodo sofá? Es el momento de hacerlo. ¿Ponerte tu camiseta de la suerte o de salir cada sábado? Claro que sí. ¿Viajar con sobrepeso? Error. Tengo amigas que hasta se llevaron las bayetas de limpiar, sartenes... Su casa parecía una ferretería.