Festivales por Europa para que no pare la música
Lírico, pop, house, reggaeton, soul, hardcore punk, rock, R&B. Hasta el ska o la bossa nova. De Mariah Carey a Franco Battiato. En Spotahome nos gusta de todo, porque en cuestión de música no entendemos de límites. Por eso hoy queremos hablarte de nuestros festivales favoritos en Europa. Como no hemos estado en todos ellos… queremos que tú lo hagas por nosotros. Apunta y, si no conoces algo, explora en Spotify, que seguro que descubres algo que te encanta y aún no lo sabes.
- Tomorrowland, Bélgica
No podíamos empezar la lista sin el festival más multitudinario de todos. Más de 400.000 personas se congregan a las afueras del municipio de Bloom --junto a Bruselas-- en lo que es ya la mayor celebración de la música del planeta. Tomorrowland, que nace en 2005, es el festival de música electrónica por excelencia y a lo largo de los años ha acogido a artistas como David Guetta, Armin Van Buuren o Afrojack. Su precio puede oscilar entre 200 y 500 euros por entrada y podemos asegurarte que quien lo paga lo disfruta. Tras la pandemia, Tomorrowland volverá en 2022. Y como te queda a menos de 30 kilómetros de Bruselas, no queríamos perder la oportunidad de recomendarte también este apartamento.
2. Glastonbury, Inglaterra
El festival de Glastonbury es otro de los eventos musicales más reconocidos del mundo. Celebrado en Pilton (Somerset) y con 50 años de historia a sus espaldas, Glastonbury reúne anualmente a más de 150.000 personas. Por su escenario han pasado todo tipo de artistas, de la talla de David Bowie, Stevie Wonder o Beyoncé. El festival, que nace en 1970 fuertemente arraigado al movimiento hippie, ha evolucionado hacia una escena más comercial y pop, pero sobre todo diversa, en la que se puede escuchar desde las baladas de Adele hasta lo más experimental de Björk. El próximo Glastonbury Festival lo podrás disfrutar en junio de 2022.
3. Festival de Montreux, Suiza
Un poquito de jazz, para que escuches de todo. Creado en 1967 y celebrado frente al lago Lemán, en Suiza --en un lugar casi paradisíaco--, el de Montreux es el festival de Jazz más importante del mundo. Ha acogido conciertos míticos en la historia de la música, como el épico de Etta James en 1975 o el sobrecogedor de Nina Simone un año después. Las mayores autoridades en el jazz y el soul han pisado Montreux, aunque hace años ya que el festival se abrió a nuevas sensibilidades, con conciertos como el de, sin ir más lejos, Camarón de la Isla y Tomatito o Alanis Morisette. Si Montreux oliera a algo tenemos claro a qué sería: talento.
4. BBK, Bilbao
Muy malamente se nos tendría que dar para no hablar del BBK. Que se lo digan si no a Rosalía, que en su escenario de 2019 ya coordinaba a miles de personas bajo el ritmo de sus palmas. En afluencia de personas, este es un festival más modesto que el resto, pero en lo que en realidad destaca es en su calidad y su diversidad. El BBK se celebra desde 2006 y, gracias a su organización y su gestión de talentos, se ha convertido en uno de los festivales de música más importantes de España, junto a otros como el MadCool, el FiB o el Sónar. Su fuerte apuesta por la escena indie y el rock tradicional hacen del BBK uno de los eventos musicales más disfrutables del momento, sobre todo para los más jóvenes. Encima Bilbao nos encanta. Y claro, cómo no nos va a gustar si hay pisos como este. Si no te lo quieres perder, el BBK vuelve a celebrarse en junio del año que viene.
5. Festival de Eurovisión
No te lo esperabas, ¿no? ¿Pero es que hay algo más europeo que Eurovisión? Tampoco necesita mucha presentación. El Festival de la Canción de Eurovisión, del que podrás disfrutar el año que viene en Italia, se ha celebrado cada año desde 1956 --excepto el 2020, por la pandemia-- y puede tener una audiencia de cerca de 200 millones de personas, lo que lo convierte en el evento musical más televisivo del mundo. Con sus más y sus menos, Eurovisión garantiza unas cuantas horas de entretenimiento seguro y, sobre todo, un sentimiento de comunidad. ¿Y quién no va a querer que su país gane Eurovisión? Es como meter tres goles y llevarse el balón a casa, desde luego.