No hace falta ser un héroe griego para disfrutar de los encantos de Dublín. Bien lo supo Leopold Bloom, el protagonista de Ulises y el personaje más emblemático de James Joyce, que casi 100 años después de nacer sigue atrayendo turistas hacia la isla esmeralda del Atlántico. Más allá del Trinity College, de sus catedrales e iglesias y de las muchísimas tabernas exportadas en todo el mundo, la capital irlandesa ofrece a sus alrededores decenas de lugares que cualquier buen turista debe tener apuntados en su agenda. Algunos de los usuarios que han encontrado casa en Dublín con Spotahome nos han contado cuáles son. Te los mostramos:
- Sandycove
Al sureste de Dublín, cada 16 de junio, en el Bloomsday, los más aficionados a las páginas de Joyce comienzan su peregrinación en Sandycove, un área de la capital que sirve como casilla de inicio de la experiencia más completa en honor a Bloom. Allí, en la Torre Martello, antigua fortificación contra la invasión napoleónica y ahora también museo James Joyce, residió durante una semana el escritor dublinés. Desde lo alto de la torre se puede contemplar los azules y grises pardos del Atlántico, pero también las aguas frías que bañan al promontorio de Forty Four, un lugar popular para los que no temen a las temperaturas bajas. Sandycove es accesible a través del DART, el tren de cercanías que conecta los alrededores con Dublín.
2. Malahide
Situada a 16 kilómetros del norte de Dublín, es famosa por el imponente castillo medieval de Malahide, que se eleva al este de la villa y está tan sólo a diez minutos caminando. Con una gran oferta de pubs y restaurantes, la zona se popularizó en la época georgiana como destino costero para los más ricos de Dublín. A través del DART también se puede llegar a Malahide, pero hay tours en bus desde Dublín que también incluyen visita al pueblo de Howth.
3. Howth
Este pequeño pueblo situado en una península se encuentra a 13 kilómetros de la capital. Accesible también en transporte público, la villa de marineros de Howth es el destino favorito para los amantes del pescado, más fresco y mucho más económico del que puedan encontrar en Dublín. Pasearse por el muelle, observar la calma del puerto, quizá sentarse en un banco y escuchar una canción de Enya, decir hola a las focas…, son muchos los encantos de este núcleo costero desde el que se divisa el Ojo de Irlanda, una pequeña isla deshabitada.
4. Wicklow Mountains
Un poco más lejos, 30 kilómetros al sur de Dublín, está el Parque Nacional de las Montañas de Wicklow, que puede ser la escapada ideal para los que quieran conocer los encantos forestales de una Irlanda más al interior. Si quieres sentirte un poco Hillary Swank en Posdata: Te amo…, este es tu destino. Para los que disponen de más tiempo todavía, al sur del parque se encuentra la ciudad monástica de Glendalough, unas ruinas preciosas que motean de historia los verdes de los valles y colinas de la zona. Hay autobuses en la capital que conectan directamente la ciudad con el parque.
5. De Bray a Greystones
Este paseo de unos 7 kilómetros es una excursión muy popular entre quienes exploran las cercanías e inmediaciones de Dublín. Con una espectacular vista hacia la costa, esta ruta entre acantilados ofrece un remanso de paz y naturaleza para los que huyen del bullicio de la ciudad. Si quieres fotos de película y aprovechar rayos de sol –si los hay– en alguna de las playas colindantes, la caminata entre Bray y Greystones es una opción ideal.