-Texto original por Sabrina, traducción por Andrés Varela-

Si estás leyendo esto es porque puede que estés a punto de mudarte con esa persona especial o estés pensando en hacerlo. En ese caso, puede que ya hayas oído frases tan famosas cómo:

¿A ti se te va la pu olla?**

Tú es que vives en otro planeta

Ni se te ocurra

Ja, y un jamón

Si te has decidido a compartir lavabo con tu media naranja, verle la cara T-O-D-O-S los días y a hacer sacrificios; es cosa tuya...

Aunque bueno...

Me temo que, como siempre...

La dra. Sabrina siempre tiene algo que decir al respecto.

1. No os vayáis a vivir juntos

Esta es mi consejo número 1 para toda pareja: no lo hagas.
¡Qué no, que era broma! Je, je, je. Pues claro que te animo a tirarte a esta piscina, que será una experiencia fantástica y muy intensa. Aunque tendrá sus más y sus menos (buenos momentos y peleas), compartir piso es la mejor manera de poner a prueba una relación. Por eso mismo hay que hacerlo bien.
Pero ¿cómo?
Pues siguiendo estos sencillos pasos:

2. Piensa BIEN por qué quieres irte a vivir con tu pareja

Compartir piso con tu pareja puede resultar la mar de divertido y rentable. No obstante, las razones para mudarse deben estar claras, tener peso y ser unánimes. No tomes una decisión solo por dinero o porque necesitas dónde meterte. Si NO andas bien de pelas durante tu Erasmus en Londres o Bolonia y te echas pareja, no te precipites para ahorrar dinero, mejor comparte piso con tus amigos. Para conseguir una convivencia duradera y amorosa, más te vale tener mejores motivos que ahorrar dinero. Los requisitos mínimos para desbloquear la opción de vivir juntos son: amor y querer pasar más tiempo en pareja. Vamos, que no te tires a la piscina cuando no hay agua. Piénsatelo dos veces antes de hacer nada.

3. El dinero es lo primero

Dinero: eso que todos queremos, pero de lo que no se nos permite hablar hasta que nos mudamos con otra persona. En este caso hay que  hablarlo lo antes posible, sobre todo si hay una diferencia salarial evidente. En ese caso, tenemos que intentar llegar a un acuerdo justo (aunque no sea una partición del 50 %). Te recomiendo que dividáis el alquiler de forma equitativa para que después de pasar la fase de "luna de miel" no surja ningún conflicto.

4. Olvídate de la dieta del cucurucho

Deja que te diga un secreto. Lo de que la proximidad hace el roce no es del todo así, o al menos después de los primeros meses de pasión desmedida, compartir el cuarto de baño, la cama y acostumbraros a la rutina en vuestro nuevo piso de Berlín o Praga. Empieza a aceptarlo y te evitarás muchos chascos y mejorarás la convivencia en el futuro.

5. Prepárate para lo bueno y lo... no tan bueno

Espérate todo tipo de conflictos, pues en la vida en pareja aflora la frustración y los momentos de dramatismo desmedido. Lo mejor, será seguir de cerca qué cosas funcionan y cuáles necesitan mejorar. No seas una persona negativa y habla las cosas, no te esperes hasta explotar porque ya no puedes más con toda su ropa desparramada por la habitación. Y recuerda, el equilibrio reside en pequeños compromisos, pero sinceros.

6. El minimalismo es la clave del romanticismo

Ahora que estás a punto de mover TODAS tus cosas a vuestro nuevo pisito en Lisboa o Turín que habéis encontrado gracias a Spotahome, ¡detente! Sácalo todo de las cajas y selecciona solo lo que realmente necesitas (a mí podrás mentirme, pero ni se te ocurra mentirte a ti).
Lo más seguro es que tú y tu pareja tengáis un montón de cosas repetidas, así que lo mejor será hacer una lista de lo que se llevará cada una de las partes. ¿Quién se lleva las macetas? ¿Y el cabecero de la cama? ¿De verdad necesita llevarte una colección de cintas en VHS?
Pero lo mismo va para los muebles, ¿seguro que van a caber todos en el nuevo piso? Lo mejor será que paréis un momento y penséis qué os queréis llevar y qué podéis vender o donar antes de la mudanza.

7. Mantén la llama viva

Uno de los mayores peligros de mudarte con tu pareja es caer en la rutina. Verás qué rápido engulle vuestra vida y acabáis pasando el poco tiempo que tenéis viendo Netflix en vez de hablar sobre cómo os ha ido el día. Pero, ¿por qué ocurre esto? Básicamente, se debe a que el cerebro humano tiende a acostumbrarse a todo aquello que lleva haciendo mucho tiempo y lo acaba convirtiendo en una rutina. Así que asegúrate de preparar alguna que otra sorpresa o una cena romántica en tu nuevo piso de Milán o Lisboa. Aprovecha que estáis en París para llevar a tu media naranja a disfrutar de L'Opera o salir a descubrir un nuevo barrio de Londres cada semana. Después de todo, el roce hace el cariño, pero solo el esfuerzo hace la recompensa.

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