Tengo un amigo fan del ciclismo que un día me contó lo diferente que se veía una ciudad montado sobre dos ruedas. Lugares que no visitarías en un día por la distancia ahora estaban más cerca, recorridos que normalmente harías en las profundidades del metro se antojaban llenos de luz...
Una vez que me contó varias de sus anécdotas me di cuenta de que había lugares que podían descubrirse de diferentes maneras y en todas sus formas se mantenía la magia.
Así que en mi siguiente viaje a Barcelona me decidí por redescubrirla sobre dos ruedas.
Lo cierto es que Barcelona es una ciudad 'bici-friendly'. De hecho, posee un sistema de renta llamado Bicing que te permite usar una bici por intervalos de hasta dos horas, y cuenta con un total de 420 estaciones de bicicletas repartidas por toda la ciudad. De éstas, 45 son estaciones de bicis eléctricas!!!.
Quizás, lo más difícil es elegir la ruta a seguir porque Barcelona tiene mucho por conocer. Además, la oferta turística en cuanto a recorridos guiados en bicicleta es muy amplia.
Yo me decidí por la playa, en breve comenzarán los primeros días de frio así que quise aprovechar que los rayos de sol aún son calentitos y el viento es templado.
Mi ruta fue muy sencilla (y planita), poco menos de diez kilómetros recorren todo el paseo marítimo que cuenta con carriles bici bien señalizados y respetados -la mayoría de las veces- tanto por coches como por transeúntes. En ella no son pocos los puntos clave y las paradas de rigor como el monumento a Colón, el Fòrum o la desembocadura del río Besòs; pasando por el Moll de la Fusta, la Barceloneta, la Vila Olímpica...
Pero la oferta es amplia y variada. Destaca también la ruta de la montaña de Montjuïc. Ésta requiere un poquito más de preparación porque la subida del estadio al castillo por el paseo Olímpico se puede hacer un poco pesado, pero la vedad es que admirar la ciudad -en especial el puerto-, desde la montaña olímpica es un espectáculo que bien merece la pena.
Además, la bajada en picada por la carretera de Montjuïc es de lo más divertida. Eso sí, vigila que los frenos de tu bicicleta funcionen a la perfección.
Otra de mis favoritas que no te debes perder si tienes un poco más de tiempo en la ciudad es el paseo de les Aigües. Esta es la ruta más difícil de las tres porque el recorrido es de 20 kilómetros y se requiere de una bici todoterreno.
Comprende desde el barrio de Penitents hasta Esplugues de Llobregat. En ella es muy habitual encontrarte con ciclistas experimentados que utilizan el terreno para ejercitarse ya que los desniveles pueden resultar un tanto duros. Las vistas de la ciudad son espectaculares y la satisfacción de no haber necesitado el uso del funicular es inmensa.
Y tú, ¿Cuál es tu ruta preferida?
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