Los mejillones con patatas es el plato más típico de la gastronomía belga. Aunque la cocina belga tiene otros muchos referentes característicos, en Bruselas, por ejemplo, el centro más turísitico está lleno de carteles de neón o en madera anunciando que en ese restaurante se pueden comer los famosos moules-frites.
A los españoles, por nuestras costumbres, nos resulta raro comer mejillones como plato principal (en Bruselas suelen servir un kilo por persona) y acompañarlo de patatas fritas. Los mejillones están en nuestra gastronomía, pero los solemos compartir como racióno tomarlos en pequeñas cantidades durante el aperitivo. Sin embargo, en Bruselas (y en toda Bélgica) se sirve en la misma olla en la que los han preparado, es decir, están muy calientes y recién hechos, y se comen todos, del primero al último. De hecho, los belgas tienen su propio modus operandi: eligen la cáscara de uno de los primeros mejillones que se comen y después la usan a modo de pinza para el resto de la olla, para sacar más fácilmente al mejillón. Su técnica es más rápida y así no se les llega a enfríar ninguno de los mejillones restantes...
Dicen que en Bélgica se consumen cada año 60.000 toneladas de mejillones. A la mayoría de los españoles nos choca esta costumbre culinaria, pero como muchas tradiciones arraigadas tiene todo el sentido cuando indagas en la historia del país. El origen muchas veces (como pasa con el Pisco entre Perú y Chile) también es reivindicado por Francia, por lo que para no entrar en polémica, contaré lo que explican la mayoría de belgas cuando les preguntas por su plato más popular. En los meses de durísimo invierno belga, los pescadores salían muchísimo menos a faenar al mar del Norte, por lo que la cantidad de pescado se reducía considerablemente y su precio aumentaba considerablemente también. Por lo que una buena alternativa al pescado eran los mejillones que no hacía falta entrar en alta mar para cogerlos. Por tanto, los moules-frites son un plato de invierno, calentito, un sustituto al pescado en la dieta.
También es importante resaltar que Bélgica (al igual que Países Bajos) tiene todo un sistema de ríos y canales para poder llegar desde el mar hasta el centro de Bruselas, por lo que era muy cómodo y fácil acceder a este marisco fresco. En España el marisco es más bien típico de las costas de la Península, y en los platos castellanos apenas hay un plato popular o tradicional con pescados frescos, pues hasta que no se inventó la refrigeración era muy complicado o elitista acceder a ello.
Por último, tengo que hablar de la segunda parte de este tándem: las patatas fritas. Si te gustan las patatas fritas, Bruselas es tu ciudad. Apenas hay restaurantes en las que las hagan mal. Están muy crujientes por fuera porque las fríen dos veces, su técnica es distinta a la nuestra. Es un manjar. Da pena desbancar a la ensalada como acompañamiento, pero si las veo en la mesa de enfrente, ya soy incapaz de pedir otra cosa que no sean patatas fritas en un restaurante belga. Tras esta oda a las patatas fritas bien hechas, os dejo alguno de los mejores locales en Bruselas donde degustar su plato más típico: los tradicionales mejillones con patatas.
Au Vieux Bruxelles
Como ya expliqué en otro post sobre Bruselas, este es el lugar ideal donde comer unos riquísimos mejillones con patatas. La carta de mejillones es muy extensa, naturales o con salsas más espesas, al vino a la cerveza... El sitio es auténtico, de madera y angosto, y está lleno de locales comiendo mejillones y usando uno a modo de pinza. Au Vieux Bruxelles está en la Rue Saint-Boniface, 35.
La Boussole
Si quieres vislumbrar e imaginarte cómo entraban los barcos hasta el centro de Bruselas, éste es tu lugar. La Boussole está en el barrio de Sainte-Catherine, justo en frente del canal. Toda esta zona es conocida por sus pescados y mariscos. En La Boussole, los mejillones están deliciosos y si te toca uno de esos pocos días en los que luce el sol, te gustarán más aún (tiene terraza). Este restaurante está ubicado exactamente en Quai au Bois à Brûler, 61.
Le Chou de Bruxelles
Muchos en Bruselas dicen que aquí se preparan los mejores mejillones con patatas de Bruselas. Llevan más de veinte años abiertos y preparan los mejillones en 30 recetas distintas, por lo que seguro que alguno de los sabores te encanta. Como consejo, intenta reservar (si no llueve) en la pequeña terraza interior. Le Chou de Bruxelles está en Rue de Florence, 26.
Les Brassins
Lo que más me gusta de este restaurante es que es muy informal y luego todo está realmente delicioso. Los mejillones con patatas también. Es un restaurante de comida belga muy auténtico, en el que familias, parejas jóvenes y amigos, vienen a disfrutar de la comida. Las mejores mesas son las pegadas a las enormes cristaleras. Les Brassins está en el callejón en el que nació ni más ni menos que la grandísima Audrey Hepburn, en Rue Keyenveld, 36.