Texto por Sabrina Andrea Sachs – Traducción de María de los Ángeles Morales
649 días. 20 meses. 13 países. 4 continentes.
Sí, vuelvo a casa después de un largo viaje. Ya es hora. Después de posponer tres veces este momento y el vuelo, de verdad me voy a casa. Después de casi dos años explorando este hermoso planeta, en unos días me subiré al avión que me llevará de regreso a Italia después de 20 meses de viaje y 8 años de vida expatriada. Y como sé que va a ser raro, emocional e intenso, he decidido prepararme totalmente para este momento.
Dicen que el hogar está donde está el corazón. Pero mi corazón es salvaje y libre. Así que o no tengo hogar o simplemente no tengo corazón. No sé si yo lo empecé o me empezó a mí. Pasajero – Hogar.
¡Qué demonios! Vuelvo a casa después de un largo viaje
De hecho, decidí volver desde Bali, donde se inició mi pasión por los viajes hace cinco años. No es coincidencia que decidiera regresar a esta isla para cerrar el círculo que me empujó fuera de mi zona de confort y me hizo buscar un estilo de vida independiente y de nómada. Bali me llamaba como destino final y el tiempo que he pasado aquí principalmente para eso, para prepararme para volver a casa ¿Estoy lista? Por supuesto que no, pero al menos ahora sé las cosas a tener en cuenta antes de hacer un viaje largo:
1 – La gente pensará que eres de Marte y tú pensarás que son de otro planeta
Mientras saltaba desde aviones en Nueva Zelanda, escalaba montañas y volcanes o montaba en bicicleta en el sudeste de Asia, la mayoría de mis amigos en casa estaban teniendo bebés como si los sacaran de máquinas expendedoras y los que no estaban criando, se divorciaron, se compraron una casa o salieron del armario.
Tal y como lo cuento. Quiero decir que la gente en mi país ha tenido una vida real basada en hacer la compra, cambiar pañales, ver los últimos programas de televisión y pagar facturas de luz, y no el tipo de problema que yo tengo, como cruzar la frontera en autobús o gestionar los visados para Bali o Filipinas. Ya sabes, vida real vs vida de viaje. Así que espera que hayan cambiado, que tu café favorito haya cerrado y que tus amigos estén diferentes respecto a lo que fueron alguna vez.
2 – A la gente le gusta escuchar tus historias... pero no a todas horas
Tus amigos y familiares, así como a extraños y nuevos amigos que conozcas de vuelta a casa, estarán intrigados por sus viajes. Exactamente como cuando hice mi primer viaje en solitario o me mudé a Londres por primera vez, la gente estaba ansiosa por saber más sobre mi experiencia, pero no todo el tiempo. Después de un par de semanas (o menos), la gente se aburrirá de que comiences cada frase con "Cuando estuve en India / Australia / Nueva Zelanda..." No es que no les importe, simplemente es que es más de con lo que la mayoría de la gente no se puede identificar. Los viajes largos o la vida de los expatriados para algunos es una simple y molesta charla sobre lugares que ni siquiera pueden ubicar en un mapa.
3 – Despídete de la sencillez de vivir con poco
Una vez regreses a casa, tu vida volverá a ser tan loca como antes. De repente, te darás cuenta de que ya no solo tienes 3 camisetas y 1 unos pantalones cortos, sino que tus opciones son casi infinitas en ese inmenso armario. Si no lo hiciste antes de salir de casa, es hora: pon orden. Si eres como yo, disfrutaste de la sencillez de vivir con una mochila y no tener que perder el tiempo en elegir qué ponerte, tengo una buena noticia: puedes hacer lo mismo en casa, abrazando el minimalismo y librándote de la mayoría de tus pertenencias.
4 – Echarás de menos la variedad de comida, estímulos, culturas e idiomas
Dependiendo de dónde vivas, quizás debas despedirte de las exóticas exploraciones gastronómicas, las barreras idiomáticas y la variedad cultural. Para mí, por ejemplo, mi hogar está en un pequeño pueblo del noreste de Italia y ya sé que no podré mimar mi paladar con sabores vietnamitas, tailandeses o del Pacífico durante bastante tiempo. También sé que ya no me enfrentaré al reto de las conversaciones difíciles en hindi o balinés. Pero así es la vida y la gran cantidad de amigos que has hecho en el camino te ayudarán a sentirte menos solo con solo tocar el botón de un smartphone.
5 – Los mismos amigos de siempre
Venga, no te lo tomes así. ¿Sabes lo que quiero decir, verdad? Cuando vas a un nuevo albergue y en cuestión de minutos ya tienes una pandilla de amigos internacionales para salir y conocer el mundo. Cuando viajas, se cruzan en tu camino personas de todo tipo de antecedentes y no es fácil volver a casa. Quizás esté equivocada, lo veré en una semana más o menos cuando llegue.
6 – Mátame Suavemente
Todo el mundo sabe que es muy fácil caer de nuevo en la trampa de la vida normal (¡sea lo que sea que signifique!) cuando regresas. Personalmente, haré todo lo posible para seguir la rutina que me hace sentir GENIAL (que implica meditación, yoga, aprendizaje y correr a diario) y no distraerme con aburridos programas de TV, hacer vida en el sofá, leer revistas inútiles y hacer cosas al azar.
7 – ¿Por qué no puedes ser normal?
Mi madre, y especialmente mi padre, desean que yo sea como una de esas máquinas expendedoras, los amigos que mencioné antes. Llevo de meses mentalizándome para estar preparada para lidiar con sus típicos comentarios del tipo "¡Te estás haciendo vieja!", "¿No quieres tener hijos?", "¿Qué tal un hombre de verdad?" "¿Eres gay?”. Todavía no sé cómo tratar con ellos, es difícil explicar que soy feliz sola y sin hijos, pero espero que el tatuaje que me hice en la frente les ayude a entenderme mejor. Dice: sin niños, solo olas
8 – Deja tus expectativas a un lado y vuelve a casa con el corazón abierto
Esto es lo que más me costó, ya que soy el tipo de persona que siempre genera un millón de expectativas tanto sobre mí como de los demás. Quería volver a casa después de haberme encontrado, signifique lo que signifique. Quería estar más delgada, más morena, saber tocar la guitarra, surfear y patinar. ¿Lo he conseguido? ¿He completado mi viaje? Afortunadamente no, ya que todavía no estoy muerta y sé que esto es solo un pequeño descanso de mi nuevo estilo de vida y no voy a parar en casa durante mucho tiempo. De hecho, un verano italiano (y atracones de comida italiana) es justo lo que necesito para recargar mis pilas. Así que no esperes que tus amigos o familiares cambien sus planes por ti, no esperes que tengan energía para ver todas tus fotos del viaje o escuchar todas tus historias. No lo harán. Sólo déjales. Déjalos ser.
9 – Y por último: deja que las cosas sencillas vuelvan a sorprenderte
Después de viajar durante tanto tiempo, lógicamente es fácil hacer visto paisajes sorprendentes e increíbles. Personalmente, he caído en esa trampa unas cuantas veces, cuando no tenía interés en explorar o conocer gente nueva. De hecho, hice la promesa de hacer solo lo que me parecía correcto en cada momento y olvidé la presión de verlo todo. Después de casi dos años en el camino, solo necesito sencillez. La simplicidad de ver la belleza en las cosas más pequeñas, en las sonrisas de mis amigos, en el conocido paisaje de mi casa, en caminar por esas colinas que solía visitar con mi padre y mis hermanas cuando era pequeña. La familiaridad de ver productos comunes en el supermercado. Y de oler las flores en el jardín de mi madre. Y la textura de sus sábanas. Si tú, al igual que yo, estamos a punto de subir a ese último avión que te llevará a casa, no te preocupes, compañero. Ve a casa y déjate sorprender por las pequeñas cosas. Deja que tus amigos y familiares te mimen, que te cuiden durante un tiempo. Despréndete de la armadura de “Puede hacerlo, soy un viajero”. Olvida tus defensas de mochilero. Pero vuelve a casa y aprecia las pequeñas cosas, los olores familiares del hogar, los diferentes tonos y la comodidad que eso conlleva. Estás a salvo, amigo. Es tu hogar. Estás en casa.
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