Turín es esa gran desconocida, que a pesar de haber sido la primera capital de la Italia unificada, desaparece del mapa de la rutas más turísticas de Italia. La ciudad sin duda merece la pena y tiene el tamaño perfecto para una escapada de fin de semana o para comenzar una gira por los Alpes o por Italia. Turín es muy fácil de ver, con muchas calles peatonales y una arquitectura muy lógica y ordenada, lo cierto es que andando se pueden ver todos los monumentos de la capital piamontesa a orillas del río Po.
Lo que más me llamó la atención fueron la cantidad de cafés y librerías que había por Turín. Bajo esos ilustres soportales (para que la realeza ni se mojara ni pasara calor por el sol) hay un sinfín de antiguas librerías y cafés que datan de antes del 1900. Turín también cuenta con ese toque “decadente” tan atrayente y no resulta difícil imaginar los días de gloria y bonanza de esta ciudad del norte de Italia.
Conquistada por Julio César y por Augusto (quien la puso el nombre de la colonia romana de Julia Augusta Taurinorum) estaba en el punto de mira de los galos, de ahí que aún se conserven partes de la muralla defensiva del Turín de entonces. Tras diversas batallas geoestratégicas y duros asedios, a Turín llegó cierto periodo de calma y las gentes cultivadas de la ciudad lograron varios de los derechos humanos básicos, uno de ellos, el de la libertad de fe. Desde entonces, por enfado del Vaticano, obviamente, es una de las ciudades en las que se dice que hay magia negra. En este apartado no voy a entrar, pero si te interesa el tema puedes ahondar en él en internet, aunque yo que tú tendría cuidado...
Al margen de estas leyendas, aquí te dejo lo indispensable para que pases 48 horas en Turín y disfrutes al máximo de la ciudad, su gastronomía y como no, la diversión nocturna.
Qué ver
La Mole Antonelliana. Este edificio, con una arquitectura y una cúpula tan particular marca el skyline de Turín. Dentro se encuentra el fantástico Museo del Cine, un plan para cualquier cinéfilo que se precie. También cuenta con un ascensor panorámico no apto para los que sufren de vértigo.
El santuario de la Consolata. Esta iglesia situada en la plaza del mismo nombre y erigida en plena muralla romana es en su interior una obra maestra del barroco piamontés. Asimismo, se han producido algunos "milagros" por lo que es lugar de devoción y promesas. En sus paredes se pueden ver aún hoy los regalos y las ofrendas sobre todo de militares, navieros...
Plaza Castello. Aunque Turín tiene muchas plazas especialmente bonitas como la de San Carlos (que merece la pena) o la de Vittorio Veneto, la plaza del Castillo resulta imprescindible. En ella se ubica el Palacio Real de Turín, que fue la primera y la más importantes de las primeras residencias de la Casa Saboya. También se ubica en esta plaza la Iglesia de San Lorenzo (donde puedes ver una copia de la Sábana Santa, la original está en la catedral de Turín y se expone cada cinco años) y otro palacio, aunque más pequeño pero estéticamente precioso: el Palacio de Madama, que por delante es un palacio al uso y por detrás un castillo de cuento. Al principio vivían allí las madres de los reyes y las regentes, de ahí su sobrenombre de "Madama". También ha sido sede militar, observatorio astronómico, pinacoteca...
Palacio Carignano. Otro edificio que merece la pena ver es este palacio que pasó de ser residencia oficial de los Saboya a la primera Cámara de Diputados subalpina, el primer Parlamento de Italia. Ahora aloja la sede del Museo del Risorgimento, para entender la unificación italiana, que por cierto, gran parte se gestó en Turín gracias a Cavour.
Dónde comer
La gastronomía es otra de cosas imprescindibles de Turín. Merece la pena adentrarse en los distintos sabores del norte de Italia (con especial hincapié en las salsas con trufa) y conocer una auténtica taberna piamontesa, las piolas. Como españoles, sólo tendremos que tener cuidado con las horas, sus horarios son más del norte de Europa que los nuestros...
Solferino. En la plaza del mismo nombre se ubica este restaurante de calidad. Muy para pedir su plato típico: pasta rellena con trufa.
Porto di Savona. Se halla en la Plaza de Vittorio Veneto. La típica tratoria de Turín, un restaurante abierto desde 1893. No dejes de pedir sus tallarines a la castelmagno.
Pizzeria "Da Michele". A su lado y si tienes antojo de pizza, en este local te la harán en horno de leña y frente a ti. Tienen más platos en la carta que también están deliciosos, pero sus pizzas sin duda merecen la pena.
Beerba. Un plan en un local más hipster puede ser tomar el típico aperitivo italiano en Beerba. Irte de apericena, es lo más en esta ciudad.
La Piola del Forno. Un plan muy típico, con comida piamontesa de toda la vida. En esta taberna vinacoteca, una de las piolas de Turín, hay un par de mesas fuera, un par en la planta superior y muchas abajo. No dejes de pedir la patata al horno.
Il Bicerin. Es un café histórico de finales del siglo XVII. Su delicioso café sigue haciéndose con la receta secreta de entonces, con nata y chocolate. El sitio es precioso y ahora también tiene terraza en la plaza de la Consolata. Eso sí, prepárate para ser tratado como un turista. Sus camareras, al menos las de la mañana, son bordes y tardan muchísimo en traer la comanda. Tampoco les importará que unos tengan café y otros no...
Café Fiorio. Este histórico café de culturetas tiene otro secreto: sus helados. No te vayas sin probar una bola del típico dulce turinés, la gianduia.
Dónde salir
Grattacielo SanPaolo. Para tomar una copa tranquila, desde las alturas. El servicio de cocktelería es inmejorable y se adaptan al cliente, escuchan sus gustos y opiniones. Tiene vistas 360º de la ciudad (no dejes de dar la vuelta por el edificio), lo único que el local puede resultar un poco frío, por la decoración.
La Proseccheria Torino. Un local perfecto para empezar la noche. Su amplia carta de proseccos locales y de aperol spritz y su ubicación en San Salvario, en el barrio donde luego salir, convierten este bar (que también sirve picoteo) en idóneo. La música no está muy alta por lo que puedes hablar con tus amigas y los camareros son muy simpáticos. Dos de ellos hablan perfecto español porque se conocieron en Valencia y son encantadores.
Astoria. En la misma calle que la Proseccheria, se encuentra este local. El dj y la música alta están abajo, tras unas peligrosas escaleras dependiendo de la hora. Los sábados es música indie muy bailable al menos hasta las 3 de la mañana. Después, los más animados se irán a las orillas del Po, en busca de los "after" de Turín...